Cotahuasi y Colca
Casi tres días en Arequipa frenaron el ritmo de kayaking pero no disminuyeron en nada el entusiasmo.
Nuestros botes habían sido enviados como cargo el día anterior al pueblo de Cotahuasi, esta noche nos tocaba a nosotros transitar los 400 km (aproximadamente).
El viaje duro alrededor de 9 hs hasta nuestro destino. La “carretera” es un sinfín de zigzags en subida y bajada, tocando puntos de hasta 4500 msnm y como si esto fuera poco es un camino de tierra en muy mal estado; la sensación de vértigo que se sentía cada vez que el bus tomaba una curva cerrada y la carretera se perdía en la noche, solo era superada por la sensación de volar repetidamente fuera de tu asiento cada vez que el bus no lograba esquivar alguno de los miles de baches esparcidos por la “pista”.
Creo que no hace falta decir que poco y nada dormimos esta noche, pero “a caballo regalado no se le miran los dientes”. Estábamos invitados al festival de ecoaventura organizado por el mismo pueblo de Cotahuasi, Dani había hecho el contacto y teníamos transporte, comida y alojamiento solo por asistir; un trato innegable.
Vista del pueblo de Cotahuasi (Perú)
La llegada al pueblo de Cotahuasi fue genial, la carretera se vuelve de pavimento y serpentea mientras baja lentamente siempre dejando disfrutar la vista de este lugar detenido en el tiempo. Desde la altura muestra una infinidad de verdes, naranjas y amarillos; maizales, trigo, quinoa y otros cereales plagan la tierra ordenadamente. Es posible ver los canales que dirigen el agua encargándose de irrigar la zona de una manera organizada, el pueblo de Cotahuasi también es famoso por la gran cantidad de cultivos orgánicos que se producen en el área.
La llegada al pueblo de Cotahuasi fue genial, la carretera se vuelve de pavimento y serpentea mientras baja lentamente siempre dejando disfrutar la vista de este lugar detenido en el tiempo. Desde la altura muestra una infinidad de verdes, naranjas y amarillos; maizales, trigo, quinoa y otros cereales plagan la tierra ordenadamente. Es posible ver los canales que dirigen el agua encargándose de irrigar la zona de una manera organizada, el pueblo de Cotahuasi también es famoso por la gran cantidad de cultivos orgánicos que se producen en el área.
Nos alojamos en el hospedaje “Chavez”, una humilde posada de paredes de adobe pintadas con cal al agua, el patio central se encontraba adornado de pequeños quinchos hechos de paja y palo.
El cuarto no parecía menos que una habitación presidencial ante nuestros ojos, mucho más después del viaje de la noche, y en nuestros rostros se podían ver las ganas de disfrutar de la comodidad que ante nosotros se mostraba.
Nuestra burbuja se pincho al grito de “apúrense señores”, era la “seño” Eba, una de las organizadoras que nos señalaba la dirección hacia la salida.
Cotahuasi
Camino a las cataratas de Sipia (una hora desde el pueblo) logramos apreciar los rápidos de la parte alta del Cotahuasi, un “non-stop” peruano. Laberintos interminables de “boulder gardens” con una gran pendiente. La sección ha sido navegada con anterioridad en kayak pero nunca con estos niveles de agua.
Cataratas de Sipia
La cascada de Sipia es una caída de agua de unos 100 mts dividido en tres saltos, el primero de ellos con seguridad clase VI ya que el agua termina su vuelo libre sobre unos inmensos bloques de piedra creando grandes estallidos de espuma. Los otros dos saltos son posibles aunque el acceso debería ser por medio de un rappel y no dejaban de ser intimidantes.
Ya al medio día decidimos volver al alojamiento y tomar un merecido descanso preparándonos para nuestros próximos días.
A la mañana siguiente, nos preparamos con el resto de la gente que participaba del festival y partimos hacia la zona alta del Cotahuasi; el plan, realizar un descenso de rafting en esta sección del río y terminar en las aguas termales de “Luicho”.
En el put-in nos encontramos con algunos camarógrafos y periodistas que no perdieron la oportunidad de entrevistar a Andrew y Evan, los “gringos” de la expedición, y también los que dieron el pequeño “show” cuando saltaron al agua desde el puente con sus kayaks, algo que los lugareños no ven con frecuencia.
El descenso fue hermoso, siguiendo el río mientras serpentea por las pequeñas villas y campos cultivados, solo rápidos clase II durante todo el trayecto y el take-out exactamente en las termas de Luicho donde pasamos un buen rato disfrutando, ya de regreso al hostal una buena cena y a descansar, mañana finalmente comenzaremos con nuestra expedición.
Temprano en la mañana nuestro transporte nos esperaba en la puerta del hostal. El plan era que el carro nos llevaría al put-in de la sección río arriba de Sipia donde intentaríamos llegar remando hasta la cascada y luego continuaríamos viaje hasta el put-in donde comenzaríamos nuestro viaje de tres días en el cañón del Cotahuasi.
Empezamos a remar he inmediatamente la gradiente aumentó y comenzaron los continuos V. Debemos haber avanzado unos 2 km en algo más de 2 hs. En su mayoría teníamos que mantenernos sobre las orillas, el centro del río estaba plagados de rocas de gran tamaño que creaban laberintos interminables en los que abundaban los sifones y “undercuts”.
Llegando a la mitad del trayecto nos encontramos con uno de los choferes sobre las orillas del río, habíamos tardado mucho más de lo que planeábamos y no era parte del acuerdo la cantidad de tiempo que estábamos demoando. En ese momento decidimos dar por terminado esta parte del descenso y continuamos a pié hasta llegar al bus.
Una vez en el bus comenzamos el camino hacia Velinga, donde comenzaríamos la sección de tres días. el trayecto en el río no es muy largo entre la cascada y el punto de comienzo, pero por la carretera lleva alrededor de una hora de viaje.
El cañon es increíblemente hermoso, paredes interminables de distintos tonos marrones cuyos colores cambian de acuerdo a los diferentes estratos y minerales que se exponían a la superficie. Ocres, amarillos, naranjas y rojos resaltan entre las diferentes capas de marrones, también la inmensidad de este lugar nos hacia sentir pequeños he inmersos en esta cruda naturaleza. Nuestro vehículo se acercaba a la orilla del camino donde una caída de mas de 1000 mts aguardaba a una mala maniobra de nuestro conductor, pero no teníamos de que preocuparnos ya que este trayecto era bien conocido para nuestro “ride”, de todas maneras todos dudábamos de que dos vehículos que se encontraran en direcciones opuestas lograran pasar por la angosta calle de tierra.
Antiguamente el camino solo llegaba a unos kilómetros del pueblo de Velinga desde donde se comenzaba un descenso de unas 9 hs a mula para llegar a las orillas del río, esta vez el bus nos dejó en el pueblo donde solo tuvimos que cruzar el rio a la hacia la margen derecha con nuestros kayaks y nuestro equipo de camping para quedarnos por la noche y esperar por Santiago que llegaría al siguiente día. Nuestra primer noche en el río Cotahuasi.
Sección comercial del Cotahuasi
A la mañana siguiente Santiago llego temprano y de esta manera comenzamos a remar. El río Cotahuasi es en general un río de clase III y IV con algunos rápidos que pueden ser clasificados como V. Serpentea en dirección al océano Pacífico y a su paso pueden verse vestigios de las culturas Wari e Inca, las cuales utilizaban el río como una vía de comunicación con el Pacífico.
Durante todo el trayecto se pueden ver grandes vestigios de las culturas que antiguamente habitaban el lugar, gran cantidad de terrazas pueblan las orillas del río y los riscos de las montañas. Lugares impensables y de muy divicil acceso se encuentran poblados de estas terrazas que en algún tiempo seguramente contenían grandes cantidades de cultivos; un complicado sistema de “acequias” (canales hechos de piedra) que conducían el agua a los distintos estratos de terrazas por medio de desniveles, sin el uso de nada más que la fuerza de gravedad y el ingenio.
Nuestro primer campamento sería luego de haber pasado el rápido de “Marpa” y justo antes del “Cañon del Metro”, llamado así por ser una de las constricciones más notables del Cañón. Sin darnos cuenta habíamos avanzado bastante en el río y estábamos mucho más adentrados de lo que habíamos pensado, en ese momento decidimos tratar de terminar al día siguiente para dirigirnos inmediatamente hacia el Put-In del río Colca el cual era nuestro próximo objetivo. Con esta idea nos fuimos a descansar hasta el siguiente día.
El resto de la expedición transcurrió sin problemas, remamos alrededor de 6 hs desde la mañana hasta alcanzar el Take-Out donde esperamos unas horas hasta que llegara el papá de Daniel con su Toyota Land Crusier, el vehículo perfecto para hacer la travesía que nos llevaría directo a la entrada del Cañón del Colca.
Colca
Desde la salida del Cotahuasi avanzamos por pequeñas rutas de camino consolidado y tierra, en un momento el papá de Dani decidió tomar un pequeño “atajo" que nos introdujo en tierras un poco desconocidas para todos y en una pequeña huella en muy mal estado, por suerte la Land Crusier estaba preparada para todo y el mal estado de la huella no fue ningún problema para este vehículo 4x4. Luego de unas 12 hs de manejo y ya siendo las 4 de la mañana del siguiente día, llegamos a lo que sería el Put-In del río Colca donde nos acostamos para conciliar un poco de sueño y descanso antes del amanecer.
La mañana no fue lenta si tenemos en cuenta el horario al que habíamos llegado, a las 9 de la mañana ya teníamos todo listo para empezar la bajada al río, antiguamente era una bajada de difícil acceso pero encontramos que obreros habían creado una huella bien marcada, no era un “paseo en el parque”, pero realmente el acceso al río fue bastante simple. La huella había sido hecha para llevar caños ya que estaban construyendo una represa en el río Mamacocha, uno de los afluentes del Colca. Antiguamente la entrada al Cañón se hacia desde la margen izquierda del río llegando al pueblo de Calco pero debido a las construcciones recientes un nuevo camino llega a la margen derecha desde donde el acceso se facilita.
Ya que veníamos haciendo un muy buen tiempo decididos terminar el descenso en un solo día y nos metimos al agua; el Cañón del Colca se extiende paralelo al del Cotahuasi y sus formaciones son similares aunque la falta de construcciones lo hace verse como un lugar mucho más rudo e inhóspito, una naturaleza más cruda.
También utilizado como vía de comunicación al Pacífico, aunque en mucho menor medida debido a su dificultad de acceso, sus grandes paredes verticales hicieron imposible desarrollar lugares habitables o zonas de cultivos a diferencia de su hermano el Cotahuasi. Grandes porciones de roca basáltica de color negro resaltan a la vista mientras nos adentramos en otro de los cañones más profundos del mundo. Gigantes paredes verticales se elevan a los cielos mostrando a lo alto los grandes picos que orden este lugar, algunos arriba de los 6000mts de altura.
Nuestro amigo Santiago mostrandonos su país
El gran conocimiento que Santiago y Dani tienen sobre el río nos permitió avanzar sin problemas, no solo eso sino que también nos ayudó a conocer sobre la historia de este río que se relaciona a la historia de la exploración de ríos en el Perú.
El río Colca y el Cotahuasi están plagados de historias íntimamente relacionadas a los primeros exploradores del Perú tanto los Ibañes como los Vellutinos, familias ligadas al agua de su tierra y al río en general, generaciones de exploradores que llevaron el deporte y la pasión por esa conexión con la naturaleza en su sangre; esa comunidad tan especial que siente la gente de río y que nos lleva a explorar las venas de nuestro planeta, a aventurarnos en lugares inhóspitos en busca de una respuesta que nunca va a llegar ya que la exploración no puede cesar, una vez terminado o agotado un lugar aparece un nuevo horizonte, una nueva idea, un nuevo desafío, una nueva aventura….
Desert Fish
No hay comentarios:
Publicar un comentario